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lunes, 11 de diciembre de 2017

"En Honduras el pueblo ha salido a la calle y ha contagiado a la policía que se negó a reprimir"


Entrevista a Guillermo Almeyra, columnista internacional de La Jornada (México)



M.H.: Hace unos días en Chile se dio una elección nacional donde si bien gana el candidato de la derecha, no lo hace con la diferencia que preveían las encuestas y aparece con fuerza lo que podríamos denominar una nueva fuerza de izquierda o centro izquierda con un 20% de los votos, cuya candidata, una periodista, acaba de pronunciarse a favor del voto al segundo candidato más votado, Alejandro Guillier, de la Concertación lo que le da a este candidato la posibilidad de derrotar a Piñeira en las próximas elecciones.
Paralelamente tenemos los hechos de Honduras y hace un mes atrás tuvimos la elección a gobernadores en Venezuela que le da el triunfo al chavismo. La pregunta Guillermo es, si estos hechos no están marcando de alguna manera un curso distinto del inaugurado en 2015 con el triunfo electoral de Macri y la destitución de Dilma en Brasil.
G.A.: Yo creo que en Chile hay que ser cautos, espero que gane Guillier con el apoyo del Frente Amplio, pero Guillier es un hombre sumamente moderado, incluso tan o más moderado que la Bachelet. No cambiaría mucho. Lo que sí cambia es la importancia de la participación de la gente. Hay que tener en cuenta que en Chile hubo una abstención muy importante, más de la mitad de la población se abstuvo, no se siente involucrada en estas elecciones, hay que ver si ahora con el apoyo del Frente Amplio parte de eso va hacia Guillier, pero de todas maneras creo que va a quedar bastante gente fuera de las elecciones.
Un pequeño sector está en contra de las elecciones y busca soluciones insurreccionales, me refiero a un pequeño sector de los mapuches. Pero no tiene perspectiva. Hay que ver que si gana Guillier no va a ser por mucho, no va a modificar demasiado, va a mantener la Alianza del Pacífico y con EE UU y no va a haber un cambio notable en lo inmediato. Lo más importante es que el pueblo chileno con la elección en Valparaíso y con esta elección que juntó el 20% de los votos, está empezando a moverse y eso es muy importante.
En cuanto a Venezuela pienso que evidentemente la derecha ha fracasado con sucesivos intentos insurreccionales, se dividió porque algunos partidos aceptaron entrar en las elecciones a gobernador y otros se opusieron porque lo consideraban reconocer a Maduro y a la Asamblea Nacional Constituyente, lo cual era cierto. Ahora la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de la oposición, derrotada, está negociando con Maduro en la República Dominicana, lo cual significa reconocer a Maduro y dejar la iniciativa en manos del gobierno, que la está tomando en algunos aspectos, sobre todo en las medidas de la purificación de la boliburguesía y de los golpistas infiltrados que estaban en la compañía petrolera y en la economía en general.
Pero todavía no ha habido un cambio real en la política del gobierno venezolano que lleve a apoyarse en una movilización y en las organizaciones populares que puedan surgir. Ha creado organismos burocráticos de Estado para los sectores populares pero que están vacíos de intervención popular.
Lo importante es lo de Honduras, un país donde empezó el intento de EE UU de hacer golpes blandos, cuando le hicieron el golpe a Manuel Zelaya en 2009, un liberal que buscaba modificar la Constitución.
En Honduras ahora el pueblo ha salido a la calle y ha contagiado a la policía que se negó a reprimir y anoche en pleno toque de queda se registraban oficiales de policía bailando con los vecinos y gritando “muera JOH” que es el Presidente que quiere ser reelecto y que para ello modificó la Constitución.
Ahí hay un cambio importante que es una participación decisiva. Yo no creo que el gobierno de Honduras pueda aguantar demasiado esto, sin dudas hay malestar también en las FF AA, en particular entre los soldados y no está en condiciones de sustituir a la policía con una represión militar muy intensa, va a tener que revisar las actas de las elecciones permitiendo una salida institucional, un gobierno de centro izquierda con muchos frenos y moderación. Creo que eso se lo impone incluso EE UU, que habló de moderación. Francia lo presionó a Hernández inclusive diciéndole que respete la decisión popular. Quiere decir que hay sectores imperialistas que están asustados por una posible torpeza que desencadene la reacción popular.
Esto de Honduras tiene una importancia particular porque dentro de poco van a ser las elecciones en México y van a ser igual que en Honduras, un fraude tremendo contra López Obrador que aparece por ahora como el primero en las encuestas y por lejos. Entonces la gente podría salir a la calle, aunque la situación no es la misma, el gobierno está preparando una represión e hizo una ley infame llamada “de seguridad interior” que está en el Senado para ser aprobada.
Pero lo de Honduras podría ser importante porque si fracasa la represión y tienen que entrar por una vía de negociación con la oposición va a ser un precedente para México, claro que México para EE UU es mucho más importante que Honduras y la política de EE UU podría cambiar en ese caso.
M.H.: Eso no quita que Honduras sea un país clave para EE UU en Centroamérica ya que tiene allí importantes bases militares, de allí partió toda la política de apoyo a la contra nicaragüense. Efectivamente también ha habido pronunciamientos del observador de la OEA, el ex Presidente Quiroga de Bolivia, en el sentido de que hay que revisar las 5.000 actas que cuestiona la oposición y en el mismo sentido se han pronunciado los observadores de la Unión Europea.
¿Qué hizo posible que en Chile los movimientos sociales se hayan podido expresar políticamente a través de un Frente Amplio y no así nuestros movimientos sociales en la crisis de 2001/2?
G.A.: En Chile hay tradición de organización, de grupos partidarios unidos, frentes, cosa que no hay en la Argentina. En Argentina no hay un solo partido, el Peronismo nunca fue un partido, siempre un movimiento, dentro del peronismo hay de todo, desde López Rega, asesinos, torturadores, hasta gente que murió luchando por la democracia.
El radicalismo tampoco es un partido, hay de todo ahí desde siempre. Ni hablar del macrismo. El Partido Socialista también es un partido que no es partido. No hay una tradición de partido. El único partido que había en la Argentina era el Partido Comunista, pero siempre tuvo una política equivocada y ahora se disolvió en el kirchnerismo. De modo que no hay esa experiencia.
Los estallidos tienden a utilizar otros instrumentos, los sindicatos, los comités de fábrica, la acción en la calle de los piqueteros; hasta que eso se organice en coordinadoras barriales.
En la época de la resistencia contra la dictadura llamada Libertadora, habían empezado esos organismos, las coordinadoras regionales. Entonces va a haber un proceso diferente al del chileno.
Siempre ha sido diferente la vida política en la Argentina que en Chile, por distintas condiciones políticas, entre otras cosas porque la oligarquía chilena siempre fue la misma y coherente, no hubo un desarrollo de una burguesía industrial y comercial que se empezara a enfrentar y que buscara una salida de tipo nacionalista y el papel de la oposición le tocó al movimiento obrero desde siempre y un movimiento obrero muy radical, hay que tener en cuenta que el Partido Socialista de Allende había sido expulsado de la Internacional Socialista y del Partido Comunista; era la izquierda comunista. Estaba en la Tercera Internacional y ahí formó el Partido Socialista. Las tradiciones de Chile son diferentes a las de Argentina. 

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